Por que el nombre de Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones?
Hermanas Maestras. Por que las primeras religiosas fueron Maestras
Santa Dorotea. Por que la escuela Parroquial donde ellas trabajaban se llamaba Santa Dorotea
Hijas de los Sagrados Corazones. Por que en la época surgía la devoción a los sagrados corazones y Monseñor Farina quizo que sus hijas nacieran de la inmensa caridad del corazón de Jesús y María y fueran dispensadoras de sus gracias con los mas pobres.
Fundador de las Hermanas Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados corazones (1836-1888).
Antes de madurar la idea de fundar una congregación religiosa, Giovanni Antonio se dedico durante varios años a la formación cultural y cristiana de las niñas, con este fin instituyo la primera escuela oficial en la Provincia de Vicenza para las hijas del pueblo.
Iniciador de la escuela popular femenina de Vicenza (1827-1836)
En 1827 el joven sacerdote Farina acepto con entusiasmo dirigir la Pia Obra de Santa Dorotea, educación que ofrecía formación cristiana y asistencia moral a las niñas del pueblo, obra recién introducida en la parroquia por el misionero de Bérgamo P. Luca Passi.
En 1831 se le encargo también la dirección de la escuela de la Caridad, instituida en 1828 por iniciativa del Conde Milanés Baltasar Porta, para educar a las jóvenes pobres y abandonadas, que mendigaban por la calle. Giovanni Antonio proyecto un plan de reforma y reorganización de la obra, para el efecto unió la Escuela de la Caridad con la Pia Obra de Santa Dorotea, e inicio la nueva institución el 1 de octubre de 1831.
Esta escuela ofrecía a las niñas, además de la instrucción básica y la formación cristiana una adecuada preparación profesional para que pudieran insertarse en la sociedad según su condición familiar. Para el efecto, Farina sometió a la autoridad gubernativa el reglamento de la Escuela para que fuese a probado. Esata autorización fue concedida el 24 de enero de 1834. en el mismo año admitió jóvenes adineradas que podían pagar su educación.
Antes de madurar la idea de fundar una congregación religiosa, Giovanni Antonio se dedico durante varios años a la formación cultural y cristiana de las niñas, con este fin instituyo la primera escuela oficial en la Provincia de Vicenza para las hijas del pueblo.
Iniciador de la escuela popular femenina de Vicenza (1827-1836)
En 1827 el joven sacerdote Farina acepto con entusiasmo dirigir la Pia Obra de Santa Dorotea, educación que ofrecía formación cristiana y asistencia moral a las niñas del pueblo, obra recién introducida en la parroquia por el misionero de Bérgamo P. Luca Passi.
En 1831 se le encargo también la dirección de la escuela de la Caridad, instituida en 1828 por iniciativa del Conde Milanés Baltasar Porta, para educar a las jóvenes pobres y abandonadas, que mendigaban por la calle. Giovanni Antonio proyecto un plan de reforma y reorganización de la obra, para el efecto unió la Escuela de la Caridad con la Pia Obra de Santa Dorotea, e inicio la nueva institución el 1 de octubre de 1831.
Esta escuela ofrecía a las niñas, además de la instrucción básica y la formación cristiana una adecuada preparación profesional para que pudieran insertarse en la sociedad según su condición familiar. Para el efecto, Farina sometió a la autoridad gubernativa el reglamento de la Escuela para que fuese a probado. Esata autorización fue concedida el 24 de enero de 1834. en el mismo año admitió jóvenes adineradas que podían pagar su educación.
Fundador de las Hermanas Doroteas (1836-1888)
Algunas dificultades surgidas con las maestras de la Escuela, motivaron a Giovanni farina, la urgencia de cambiar el personal destinado a la educación de las niñas: no más maestras remuneradas, sino. Mujeres con vocación especial recibida del Señor que vivieran en común, con unas reglas propias y dedicadas totalmente a la obra de caridad.
En 1836, en su breve tiempo, redacto el Reglamento, inspirándose en el modelo de las Hijas de la Caridad de Magdalena Canossa. El 25 de octubre lo presento a su obispo e inmediatamente obtuvo la aprobación el 11 de noviembre de 1836 nació en la congregación de las “Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones”, y el 17 de octubre de 1837 recibió la aprobación imperial. En enero de 1838 realizo el trámite para la aprobación pontificia del instituido, y el 1 de marzo de 1839 obtuvo el “Cum Laude” (decreto de Lode) del papa Gregorio XVI.
El proy6ecto apostólico ideado para sus religiosas se inicio con la educación de las niñas pobres y algunas de familias pudientes; en 1840 acogió a las sordo mudas y en 1849 a las ciegas. En los años 40 proyectó la asistencia a los enfermos y ancianos y la concretizo en 1846 a través de la atención en asilos, hospitales y a domicilio.
Los dos sectores apostólicos: la educación y la asistencia a los enfermos permanecieron fundamentales. A las hermanas educadoras les propuso “la formación de la mente y del corazón de las jóvenes, inspirando en ellas las primeras semillas del temor de Dios y de las virtudes sociales”. A las hermanas enfermeras les recomendó el cuidado solícito “de las llagas del cuerpo procurando imprimir los sentimientos morales y religiosos y, sobretodo, el amor a la virtud”. A todas las quiso animadas por el espíritu de la caridad heroica, consagrándose “con absoluto sacrificio de sí, aún a costa de la vida en el noble ministerio de la educación y de la asistencia en las enfermedades, animadas de un extraordinario espíritu de caridad”
Este ideal de caridad heroica fue admirablemente encarnado en su humilde hija Sor Bertilla Boscardín, como lo declaro el Papa pío XII en la beatificación, caridad que la llevo a la santidad, proclamada oficialmente por Papa Juan XXIII en 1961.
El proyecto de hacer del Instituto Religioso un seminario de maestras para la educación popular, impulso a Farina a dar una respuesta a las peticiones enviadas desde muchos lugares.
Al día siguiente de la promulgación de la Ley Italiana del 7 de julio de 1886 que suprimían las corporaciones religiosas, acudió a unas series de expedientes, para salvar su congregación. Apelo a diversas autoridades civiles, llegando incluso al Rey Victorio Enmanuele II. Solicito y consiguió de la Santa Sede una declaración en la que se dijera que la congregación no había obtenido la aprobación pontificia. Rectificó en la oficina del censo el nombre de la congregación, registrándolo a su nombre como entidad privada. El 20 de septiembre de 1868 consiguió el decreto real que reconocía la congregación como “un establecimiento de educación publica”, declarándolo de esta forma exento de supresión.
Una vez superado este obstáculo, la Congregación se desarrollo y se difundió en las provincias de Veneto. A la muerte del Fundador, el número de hermanas era de 330, además de 25 aspirantes y 42 novicias. Trabajaban en 48 casas filiales con las siguientes obras: catorce escuelas primarias, una para las niñas sordomudas y otra para las ciegas, cinco asilos infantiles, una escuela artesanal, cinco internados anexos a la escuela primaria, un internado para jóvenes de la escuela superior, catorce hospitales, tres de los cuales tenían una sección para enfermos mentales, dos casas para niños abandonados y cuatro orfanatos ubicados en los mismos hospitales, cinco asilos de ancianos, una casa para religiosas ancianas y una cocina popular para los pobres.
En 1904 la Congregación presento a la Santa Sede las nuevas constituciones, basadas en las normas emitidas por la Sagrada Congregación en 1901 y obtuvieron la aprobación pontificia el 2 de mayo de 1905 por manos del Papa Pío X, quien fuera ordenado sacerdote por el obispo Farina. Después del Concilio II, estas Constituciones fueron revisadas y reformadas a la luz de la fuente carismática y de los escritos de Mons. Farina y nuevamente aprobabas el 18 de junio de 1982.
.
La caridad abnegada y su espíritu emprendedor le llevaron a proyectar su obra por medio de su Congregación a otras tierras, primero por Europa: Italia, España, Suiza, Polonia y Rumania; y posteriormente en América, Ecuador (primera ciudad a la que llegó la Congregación) Colombia, Brasil y México; en África: Costa de Marfil, y en Asia: Siria, Palestina, India y Jordania. Monseñor Giovanni Antonio Farina fue pues uno de los obispos que más se distinguieron por su sincera y profunda preocupación por los pobres, preocupación que lo llevó a fundar también la “Piadosa Asociación”, grupo de hombres y mujeres dedicados a atender a los más pobres, por ello le valió el titulo de “El Obispo de la Caridad”.
Algunas dificultades surgidas con las maestras de la Escuela, motivaron a Giovanni farina, la urgencia de cambiar el personal destinado a la educación de las niñas: no más maestras remuneradas, sino. Mujeres con vocación especial recibida del Señor que vivieran en común, con unas reglas propias y dedicadas totalmente a la obra de caridad.
En 1836, en su breve tiempo, redacto el Reglamento, inspirándose en el modelo de las Hijas de la Caridad de Magdalena Canossa. El 25 de octubre lo presento a su obispo e inmediatamente obtuvo la aprobación el 11 de noviembre de 1836 nació en la congregación de las “Maestras de Santa Dorotea, Hijas de los Sagrados Corazones”, y el 17 de octubre de 1837 recibió la aprobación imperial. En enero de 1838 realizo el trámite para la aprobación pontificia del instituido, y el 1 de marzo de 1839 obtuvo el “Cum Laude” (decreto de Lode) del papa Gregorio XVI.
El proy6ecto apostólico ideado para sus religiosas se inicio con la educación de las niñas pobres y algunas de familias pudientes; en 1840 acogió a las sordo mudas y en 1849 a las ciegas. En los años 40 proyectó la asistencia a los enfermos y ancianos y la concretizo en 1846 a través de la atención en asilos, hospitales y a domicilio.
Los dos sectores apostólicos: la educación y la asistencia a los enfermos permanecieron fundamentales. A las hermanas educadoras les propuso “la formación de la mente y del corazón de las jóvenes, inspirando en ellas las primeras semillas del temor de Dios y de las virtudes sociales”. A las hermanas enfermeras les recomendó el cuidado solícito “de las llagas del cuerpo procurando imprimir los sentimientos morales y religiosos y, sobretodo, el amor a la virtud”. A todas las quiso animadas por el espíritu de la caridad heroica, consagrándose “con absoluto sacrificio de sí, aún a costa de la vida en el noble ministerio de la educación y de la asistencia en las enfermedades, animadas de un extraordinario espíritu de caridad”
Este ideal de caridad heroica fue admirablemente encarnado en su humilde hija Sor Bertilla Boscardín, como lo declaro el Papa pío XII en la beatificación, caridad que la llevo a la santidad, proclamada oficialmente por Papa Juan XXIII en 1961.
El proyecto de hacer del Instituto Religioso un seminario de maestras para la educación popular, impulso a Farina a dar una respuesta a las peticiones enviadas desde muchos lugares.
Al día siguiente de la promulgación de la Ley Italiana del 7 de julio de 1886 que suprimían las corporaciones religiosas, acudió a unas series de expedientes, para salvar su congregación. Apelo a diversas autoridades civiles, llegando incluso al Rey Victorio Enmanuele II. Solicito y consiguió de la Santa Sede una declaración en la que se dijera que la congregación no había obtenido la aprobación pontificia. Rectificó en la oficina del censo el nombre de la congregación, registrándolo a su nombre como entidad privada. El 20 de septiembre de 1868 consiguió el decreto real que reconocía la congregación como “un establecimiento de educación publica”, declarándolo de esta forma exento de supresión.
Una vez superado este obstáculo, la Congregación se desarrollo y se difundió en las provincias de Veneto. A la muerte del Fundador, el número de hermanas era de 330, además de 25 aspirantes y 42 novicias. Trabajaban en 48 casas filiales con las siguientes obras: catorce escuelas primarias, una para las niñas sordomudas y otra para las ciegas, cinco asilos infantiles, una escuela artesanal, cinco internados anexos a la escuela primaria, un internado para jóvenes de la escuela superior, catorce hospitales, tres de los cuales tenían una sección para enfermos mentales, dos casas para niños abandonados y cuatro orfanatos ubicados en los mismos hospitales, cinco asilos de ancianos, una casa para religiosas ancianas y una cocina popular para los pobres.
En 1904 la Congregación presento a la Santa Sede las nuevas constituciones, basadas en las normas emitidas por la Sagrada Congregación en 1901 y obtuvieron la aprobación pontificia el 2 de mayo de 1905 por manos del Papa Pío X, quien fuera ordenado sacerdote por el obispo Farina. Después del Concilio II, estas Constituciones fueron revisadas y reformadas a la luz de la fuente carismática y de los escritos de Mons. Farina y nuevamente aprobabas el 18 de junio de 1982.
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La caridad abnegada y su espíritu emprendedor le llevaron a proyectar su obra por medio de su Congregación a otras tierras, primero por Europa: Italia, España, Suiza, Polonia y Rumania; y posteriormente en América, Ecuador (primera ciudad a la que llegó la Congregación) Colombia, Brasil y México; en África: Costa de Marfil, y en Asia: Siria, Palestina, India y Jordania. Monseñor Giovanni Antonio Farina fue pues uno de los obispos que más se distinguieron por su sincera y profunda preocupación por los pobres, preocupación que lo llevó a fundar también la “Piadosa Asociación”, grupo de hombres y mujeres dedicados a atender a los más pobres, por ello le valió el titulo de “El Obispo de la Caridad”.
La congregación de hermanas maestras de Santa Dorotea hija de los Sagrados Corazones.
Su carisma es vivir la caridad en la humildad y la obediencia, caridad que las Hermanas Doroteas han tratado de vivir.
Su misión cobra dos matices importantes: el primero es la educación. Las Hermanas Doroteas promueven escuelas en comunidades apartadas y necesitadas como una de las primeras obligaciones de su congregación. El otro matiz es el asistencial: ahí donde hay un pobre, un enfermo, habrá una hija de Antonio Farina tratando de vivir el ideal de la caridad heroica. Por esto, la Congregación trabaja en hospitales, centros médicos y clínicas, sobre todo en los lugares donde los servicios médicos son escasos.
Muchos son los retos que esta Congregación tiene alrededor del mundo; el primero, es lograr la atención a los pobres, que es el mismo ideal que Jesús infundió a sus apóstoles; el otro, lograr que más jóvenes se entusiasmen con la vocación religiosa para que prodiguen la caridad entre aquellos que la sociedad ha relegado.
Su misión cobra dos matices importantes: el primero es la educación. Las Hermanas Doroteas promueven escuelas en comunidades apartadas y necesitadas como una de las primeras obligaciones de su congregación. El otro matiz es el asistencial: ahí donde hay un pobre, un enfermo, habrá una hija de Antonio Farina tratando de vivir el ideal de la caridad heroica. Por esto, la Congregación trabaja en hospitales, centros médicos y clínicas, sobre todo en los lugares donde los servicios médicos son escasos.
Muchos son los retos que esta Congregación tiene alrededor del mundo; el primero, es lograr la atención a los pobres, que es el mismo ideal que Jesús infundió a sus apóstoles; el otro, lograr que más jóvenes se entusiasmen con la vocación religiosa para que prodiguen la caridad entre aquellos que la sociedad ha relegado.
SABES CUAL ES EL SALUDO ENTRE LAS HERMANAS?
Lode ai Sacri Cuori (ITALIANO)
Alabanza a los sagrados corazones
R/ sempre
siempre
- El 4 de noviembre de 2001, su Santidad Juan Pablo II ha beatificado en Roma al Fundador de la Congregación. Antes que él había sido declarada santa, en 1961, una hija suya, Sor Bertilla Boscardin, religiosa enfermera italiana.
QUIEN ES ELLA? UNA MUJER DE ADMIRAR
Santa María Bertilla BoscardínHermana Maestra Dorotea Hija de los Sagrados Corazones
Nació en la ciudad de Vicenza, Italia, el 6 de octubre de 1888, en una familia de unos humildes agricultores. A los 18 años entró para el convento de las Hermanas Doroteas de los Sagrados Corazones. Se dedicó al cuidado de los enfermos, e hizo de su trabajo un apostolado, llevando la palabra de Dios a los enfermos.
Se ofrecía para los trabajos más humildes de limpieza y vigilancia nocturna. Durante la Primera Guerra Mundial, se dedicó a cuidar a los pacientes en medio del conflicto, entregandose con abnegación a los heridos, trabajando con ahínco en la conversión de muchos. Al final de la guerra regresó a su hospital de Veneto, mas ya estaba enferma. Falleció de un tumor, a los 34 años de edad. El pueblo acudió en masa a su entierro, y los milagros comenzaron a suceder, justo enseguida.
Nació en la ciudad de Vicenza, Italia, el 6 de octubre de 1888, en una familia de unos humildes agricultores. A los 18 años entró para el convento de las Hermanas Doroteas de los Sagrados Corazones. Se dedicó al cuidado de los enfermos, e hizo de su trabajo un apostolado, llevando la palabra de Dios a los enfermos.
Se ofrecía para los trabajos más humildes de limpieza y vigilancia nocturna. Durante la Primera Guerra Mundial, se dedicó a cuidar a los pacientes en medio del conflicto, entregandose con abnegación a los heridos, trabajando con ahínco en la conversión de muchos. Al final de la guerra regresó a su hospital de Veneto, mas ya estaba enferma. Falleció de un tumor, a los 34 años de edad. El pueblo acudió en masa a su entierro, y los milagros comenzaron a suceder, justo enseguida.
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